viernes, 24 de octubre de 2014

Salvaje


Amamanté al león que, ahora,
mutila mis sueños.
Los vapulea con sus garras
antes de quitarle el pellejo.
Cuando los deja sangrientos,
y antes de entrar en sus fauces,
me mira, justo un instante,
para que sepa,
que su instinto es más fuerte
que mi amor materno.





No hay comentarios:

Publicar un comentario