“No reniego de mi naturaleza, no reniego de mis elecciones, de todos modos he sido una afortunada. Muchas veces… en el dolor se encuentran los placeres más profundos, las verdades más complejas, la felicidad mas certera. Tan absurdo y fugaz es nuestro paso por el mundo, que solo me deja tranquila el saber que he sido auténtica, que he logrado ser lo mas parecido a mi misma que he podido.”
Vuelve a contarme aquella única vez que regresamos a la lengua materna, yo inducida por tus palabras y tú motivado por mis silencios.
Nota mental:
Palabras que forman imágenes, imágenes que arrebatan el cerebro, cerebro que fabrica deseos, deseos que provocan líquidos, líquidos que riegan el cuerpo, cuerpo que estalla en gemidos, gemidos que son palabras. Palabras que crean el cuento de los suspiros.
No haré de la distancia un hecho insalvable para la demanda del cuerpo, pues llevo la insensatez que destruye barreras al querer rozarme en tus labios.
Están preparados,
mi cuerpo de pie, el amador de tu lengua,
mi cuerpo tendido al desnudo de tus pasiones,
mi cuerpo doblado con el gusto a tu semen,
mi cuerpo debajo de la liviandad de tus pesos.
Después daremos la vuelta,
y mi lengua y pasión, mis flujos y pesos
darán forma a tu cuerpo.
Todo está preparado,
sábanas blancas que anuncian satén
y el amor de dos cuerpos.
Nota mental:
Baile y conversación entre cuerpos. Porque hay un lenguaje más allá del verbal, en el que los roces tienen su voz propia y los movimientos, entre ellos, pueden crear una comunicación única.
Le edad sembró dudas, con canas en los deseos, y yo, no sé cómo decir, que el cariño es como un sabio ciego que puede traspasar paredes blancas y palpar los lirios que nacen de las manos.
A golpe de estar, con esa manera tuya de estar que no sabría cómo explicarla, creo que te derramas en el espacio haciendo del aire tu traje, y así, tomas posesión de los huecos arrinconando nostalgias y grises.
Te aseguro que yo lo intento, pero no sé muy bien cómo contarlo, para mí, es algo tan sencillo como el percutir de tu estar, que a golpe de corazón a mi razón altera.
Sin imágenes,
sin contextos,
sólo un espacio de servilleta
aislado de un mantel deslucido.
Cuatro vértices
que rodean,
como tabla de supervivencia,
sin poder crecer por fuera,
vertiéndose, sólo, hacia dentro.
Nota mental:
Sucede, en un momento puntual, que una esquina de un cuadro tiene más valor que la imagen general. Es una visión lupa, sobre un detalle, que resalta y embellece por sí mismo. Un micro mundo, con sentido y atmósfera propia.
Oí como sonaba tu torso
al deslizarse, pausado,
el almidón de tu camisa nueva.
Escuché lo que le ocurre al cuerpo,
con el súbito apetito
que provocan los roces.
Nota mental:
Todo sucedió así, de forma misteriosa. Una vez vi un siete en una piel, rodeado de una camisa cachemir. En esa imagen estática un arabesco tomó vida, rodeó al número y el almidón de su tela rozó la piel. Piel con piel en un roce y, de pronto, me entró hambre. Cosas extrañas que suceden.