y levanta mis sábanas rojas
acoplándose a mis sueños.
El animal silencioso
no contiene tiempo,
no posee espacio,
se reinventa en múltiples estados
de sus contínuos desvaríos.
Este animal me penetra,
perfora mi corazón
con su lenguaje de tacto,
ingresa en mi oído
regándome por dentro.
Venera al deleite de rodillas,
es el ritual que lo acompaña,
y proyecta su cara hacia la luna
acordándose, después, del beso.
Hay un animal que visita mis rincones
No hay comentarios:
Publicar un comentario