Cargo noventa años en mi piel enjuta
y en una sabiduría de tomos
que vendo, por nada.
El sol de invierno se esparce en mi cara
decorada con el hilo de blancas lunas.
Detenida,
miro a los niños que juegan
y lagrimeo los cuentos de infantes
convertidos hoy,
en apósito poesía para sanar heridas.
Ya puedo saber
si hubo razón para tanto,
pues conseguí la habilidad
de corregir fotogramas.
Palabras non gratas surcaron mi espalda
aunque una estrella amortiguo su eco.
Un alud de arte acompañó mis pasos
y siempre hubo música
para poner en créditos.
Qué suerte de sonrisas, de calor y de manos
y de tantos amores buenos que brotaron.
Sé quien incumplió promesas
y quien visitó mi tumba
y también sé, las ausencias
de lo que se quedo en medio.
El ocaso de la edad
se cuela por el catalejo
y esa visión me dice que corra,
que corra a por mis sueños.
y en una sabiduría de tomos
que vendo, por nada.
El sol de invierno se esparce en mi cara
decorada con el hilo de blancas lunas.
Detenida,
miro a los niños que juegan
y lagrimeo los cuentos de infantes
convertidos hoy,
en apósito poesía para sanar heridas.
Ya puedo saber
si hubo razón para tanto,
pues conseguí la habilidad
de corregir fotogramas.
Palabras non gratas surcaron mi espalda
aunque una estrella amortiguo su eco.
Un alud de arte acompañó mis pasos
y siempre hubo música
para poner en créditos.
Qué suerte de sonrisas, de calor y de manos
y de tantos amores buenos que brotaron.
Sé quien incumplió promesas
y quien visitó mi tumba
y también sé, las ausencias
de lo que se quedo en medio.
El ocaso de la edad
se cuela por el catalejo
y esa visión me dice que corra,
que corra a por mis sueños.
Nota mental:
Los sueños recordados aparecen como flashes o como mensajes del subconsciente. Este fue un sueño en el que me veía en un bosque tomando el sol tibio de invierno, con la piel arrugadita por el tiempo.
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