miércoles, 15 de mayo de 2013

Interiores

Vuelo rasante a la unión
umbilical de la infancia
y la luz se llena de más colores
con el que atrapar naranjas.

En el bote que dejó vacío
el barco extraviado,
guardo estelas de sirenas
con las que convocar al niño.

Hubo tantas salas
por las que caminar interiores
que bien podrían parecer mis pasos
un goloso panel de abejas.

Al final,
la altura ofreció perspectiva
y fui y soy
la perfecta puesta en escena
de mis íntimos pensamientos.



Nota mental:
Desde la colina de la madurez revisamos tiempos más jóvenes y comprobamos si nuestros deseos se han hecho realidad. Me he dado cuenta de que, gran parte de lo que alcanzamos y/o somos, radica en lo que nuestros pensamientos diseñaban, más alla de lo que creíamos querer. El poder del pensamiento es una fuerza real.

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