con el mismo nombre
que aquel hotel frente al lago,
solitario,
como el fuego que quemó
la habitación de la primera noche.
Un hombre, el mismo hombre,
una mujer, con piel nueva,
y calafate para cumplir
el presagio.
Cruzar el océano no es nada,
y menos, vociferar al ángel
todo por ver reflejados a los amantes
en el glaciar de mis ventanas.
Magritte: "Los amantes" (1928)
Nota mental:
Los poemas propios son pequeñas revelaciones que uno halla cuando los lee. A veces, el mensaje es visible otras, permanece encriptado y puede ofrecer tantos significados como lectores tenga. En cualquier caso, el poema vacía, hace de bomba hidráulica y saca elementos que se alojan en nuestro interior.
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