viernes, 28 de junio de 2013

Mi ofrenda

Yo no sé otra forma
de beberte apacible
cuando en el intercambio regresas efervescente,
o de peinar tus rizos
que la noche transforma en desasosiegos.

Y no sé otra forma
de esquivar la pistola de lágrimas
cuando encañona el alma
o de combatir los relámpagos
que abren pozos en nuestras entrañas.

No, no sé otra forma
de domar esa fiera
que con mi invisible ternura.


Nota mental:
" A veces debemos endurecernos, pero jamás debemos olvidarnos de la ternura" Ché G.

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