Me preguntaron dónde guardaba el secreto.
Me desnudaron y agredieron.
Mis muñecas ataron, colgadas a dos pilares.
Desangrándome en un espacio oscuro, de silencio oxidado.
La piel morada, hinchados los ojos y sin poder abrirlos,
pidiendo a gritos ser pasto de los gusanos.
Mis muñecas ataron, colgadas a dos pilares.
Desangrándome en un espacio oscuro, de silencio oxidado.
La piel morada, hinchados los ojos y sin poder abrirlos,
pidiendo a gritos ser pasto de los gusanos.
La tortura física, cruel cuando raya el daño infinito.
Y en ese punto,
en el que el dolor es el puente a las verdades,
me volvieron a preguntar, dónde guardaba el secreto.
Y yo les confesé, -en el tatuaje-.
en el que el dolor es el puente a las verdades,
me volvieron a preguntar, dónde guardaba el secreto.
Y yo les confesé, -en el tatuaje-.
Rastrearon mi cuerpo buscando la huella grabada,
cortaron cada milímetro de mi pellejo
pero no encontraron nada.
cortaron cada milímetro de mi pellejo
pero no encontraron nada.
Me dieron por loco y me abandonaron.
Olvidaron mirar dentro del párpado
donde la llevo, como un secreto, tatuada.
A esa mujer,
a la que el viento sur levanta la falda y que,
mientras yo no podía abrir lo ojos, la veía,
y me dio vida mientras me mataban.
donde la llevo, como un secreto, tatuada.
A esa mujer,
a la que el viento sur levanta la falda y que,
mientras yo no podía abrir lo ojos, la veía,
y me dio vida mientras me mataban.
Nota mental:
Click-Clack
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