domingo, 18 de agosto de 2013

El secreto mejor guardado


Me preguntaron dónde guardaba el secreto.
Me desnudaron y agredieron.
Mis muñecas ataron, colgadas a dos pilares.
Desangrándome en un espacio oscuro, de silencio oxidado.
La piel morada, hinchados los ojos y sin poder abrirlos,
pidiendo a gritos ser pasto de los gusanos.
La tortura física, cruel cuando raya el daño infinito.
Y en ese punto,
en el que el dolor es el puente a las verdades,
me volvieron a preguntar, dónde guardaba el secreto.
Y yo les confesé, -en el tatuaje-.
Rastrearon mi cuerpo buscando la huella grabada,
cortaron cada milímetro de mi pellejo
pero no encontraron nada.
Me dieron por loco y me abandonaron.
Olvidaron mirar dentro del párpado
donde la llevo, como un secreto, tatuada.
A esa mujer,
a la que el viento sur levanta la falda y que,
mientras yo no podía abrir lo ojos, la veía,
y me dio vida mientras me mataban.
Nota mental: 
Click-Clack

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