Él vino solo
y no me dejó hacer.
Sólo trajo ocho palabras,
con las que explotó mi placer.
Comprendí el secreto del ocho
cuando tumbado, me hizo infinita.
y no me dejó hacer.
Sólo trajo ocho palabras,
con las que explotó mi placer.
Comprendí el secreto del ocho
cuando tumbado, me hizo infinita.
Nota mental:
El cuerpo es un diapasón que vibra, en tono puro, de mil formas posibles.
...¡infinitamente infinita!!!!
ResponderEliminarexponencialmente, algo así, como de aquí a la luna y vuelta a empezar y multiplicado por tres... o algo así. ;))
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