Por más caricias,
ajenas y amontonadas,
que reciban nuestras pieles
siempre habrá un templo del privilegio.
Allí es,
entonces,
cuando –nosotros-
es un verbo perfecto.
ajenas y amontonadas,
que reciban nuestras pieles
siempre habrá un templo del privilegio.
Allí es,
entonces,
cuando –nosotros-
es un verbo perfecto.
El verbo ser. Y "el templo del privilegio": ya me has dado traca para todo el día :D
ResponderEliminarTraca!!!.. ni que fuéramos valencianas! ;) ;).
ResponderEliminarBesitos bella