En los días previos,
de los inicios de las historias,
no había resquicio por el que no cupieras.
de los inicios de las historias,
no había resquicio por el que no cupieras.
Te filtrabas en el sabor de la galleta,
en la cola de los gatos,
entre el calor de las lanas
y hasta en el olor de las nueces.
en la cola de los gatos,
entre el calor de las lanas
y hasta en el olor de las nueces.
También te colaste en mi pecho,
pero eso es, ya, otro asunto,
eso es contar
cómo empezó a latir la historia.
pero eso es, ya, otro asunto,
eso es contar
cómo empezó a latir la historia.
Me resulta un poema irresistible, Luz.
ResponderEliminarSi eso es que te gusta, yo... me alegro, cómo no, Pedro.
ResponderEliminarUn beso enorme, tamaño 2014 !.