Ya no hay sitio donde alojarme.
Las habitaciones están limpias de mi
en un orden que no reconozco.
en un orden que no reconozco.
Antes,
pudo parecer una pérdida de tiempo,
amueblar las estancias y orientarlas
para que la tarde cálida
entrase por las ventanas.
pudo parecer una pérdida de tiempo,
amueblar las estancias y orientarlas
para que la tarde cálida
entrase por las ventanas.
Ahora,
nada tienen que yo reconozca
ni los cuadros que puse en las paredes,
ni el hombre sentado en la cama,
ni esas contraventanas cerradas.
nada tienen que yo reconozca
ni los cuadros que puse en las paredes,
ni el hombre sentado en la cama,
ni esas contraventanas cerradas.
Aquí,
ya no hay sitio para mi
ni puedo saber si estuve,
ni la cálida tarde sabe por dónde entrar.
ya no hay sitio para mi
ni puedo saber si estuve,
ni la cálida tarde sabe por dónde entrar.
De cómo lugares comunes se pueden volver extraños, ajenos a uno mismo.
Yo no reconozco muchas mañanas,despertadas sin las paredes pintadas de tus versos.Un beso enorme preciosa Luz.
ResponderEliminarSería una buen idea, no?. Empapelar con papel poético algunas paredes...imagina una terraza, en veranito, con algunos versos pintados...me estás dando una idea.....!!!!!
EliminarBesote enorme para ti también Pedro.
precioso. no es la casa lo que cambia, sino nosotros mismos, y no hay hogar cálido, confortable, por mucho que pintemos las paredes de los colores más alegres, cuando nos sentimos lejos, distantes.
ResponderEliminarAsí es Raúl... la distancia sobre las cosas es algo que lo sentimos nosotros y que no depende de los objetos. Al final, todo se reduce a que, las cosas no son lo que son, sino cómo las vives.
EliminarUn besote!