miércoles, 22 de abril de 2015

Bifronte




Arrasó las zonas reservadas
a la espera del reloj
e insistió al segundo
para que siempre fuera mío.

Demostró que los cuerpos
no necesitan descanso,
convocando a los ángeles nocturnos
para que afinaran en mi cuerpo
todas sus cornetas.

Llenó mis ojos de destinos
y como quien reclama
la deuda de los siete años,
al corazón le puso cuerdas
y lo arrastró a conocer
los demonios que habitan
en el abisal de sus promesas.


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