Ya nunca estuve allí,
borré todo mi rastro.
borré todo mi rastro.
El
último día pasé mis manos
por la
superficie de las cosas,
en
silencio,
pausada,
como si
con la excusa de un adiós
el
momento
lo
pudiera prolongar siempre.
Una a
una les pedí perdón
antes
de traicionarlas
y
arrancarlas del lugar
donde
les prometí quedarse.
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