cien días consecutivos,
ratos de parto y muchos
de dilataciones.
Cien,
son cien criaturas paridas
y los quiero a todos;
al tonto, al feo,
al largo y al corto,
también al exquisito.
Que me perdonen todos
pues no tengo predilectos,
llevan algo de mí
y un ratito de mi tiempo.
Pero hoy, después de parir,
preparo la fiesta
nació por fin el esperado,
el poema número cien
ha llegado.
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