martes, 18 de junio de 2013

A turnos nocturnos

Le viene bien la diferencia,
cuando el reloj marca los turnos.

A las once
llega la primera alarma
y la remesa del amor cocinado
abandona el salón oscuro.

Horas más tarde,
suena la segunda alarma
que da luz al mismo salón oscuro,
llegan risas desde el sur,
y en el reflejo de las gafas
aparece el amor retardado
con un beso virtual
que anuncia la entrada
de las buenas noches.




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