miércoles, 19 de junio de 2013

Una relación miope costumbrista


Me gusta las costumbres.
Desayunar en el mismo bar
y perder las gafas,
al mismo tiempo.
Ambas, forman parte
de mi rutina diaria.
A las ocho me siento en la barra,
a comer mi tostada,
y miro sin gafas, con ojos de china,
a la mujer del extremo
allí al fondo, sentada,
como al borde de un abismo.

Todas las mañanas la encuentro
pegada en el mismo sitio,
unida a la misma hora.
A diario yo la observo.
Es parte de mi costumbre.
Adoro sus gestos.
Contempla el café disfrutando
o,  tal vez, como yo,
curioseando las noticias
en los posos de la taza.
A diario ella me observa.
Es parte de su costumbre.
Nunca me acerco a ella.
Sé que nos recordamos a alguien,
tenemos palabras y vivencias
comunes en las miradas,
mujeres desenfoncadas
que se recogen el pelo
al mismo tiempo.
Ya son meses que la miro,
aunque esta miopía mía me impide
trazarla como se merece,
y la distancia me obliga
a verla como un esbozo.
Hoy es el día que encontré mis gafas
y al sentarme, a las ocho, en la barra
vi, por primera vez,
con la nitidez de mis ojos
a la mujer del extremo
y no me atreví a mirarla mas allá de un segundo,
la mujer del abismo
es ahora y era, un espejo.

Nota mental:
Basada en hechos reales

    4 comentarios:

    1. Esta historia es una joya , es una preciosidad (dos preciosidades).
      Me ha seducido de una manera desbordada.Enhorabuena.

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    2. Pedro, qué sorpresa verte. Siempre apoyando. Gracias.
      Estoy probando maneras, formas de contar y decir, supongo que hasta que encuentre my way.
      Te agradezco tu comentario , pero no te olvides de lo que pienso: "la buena crítica hace crecer..."
      Un besote amigo.

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    3. Modo: ¡¡alegría!!
      (gracias David)

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