jueves, 19 de diciembre de 2013

Desgarro

Igual llegaste a mí por mi piel abierta,
siguiendo el olor que provocan los remansos de sangre
en la podredumbre de años.
Quizá oíste las voces de los ecos vacíos,
los que retumban en la superficie del miedo
que ni quieren, ni nombran.
Soy muda frente a mi dolor,
incapaz de arrancarme un trozo y enseñarte
de qué material está hecho su historia.
Pero tú te has parado y estás mirándome,
como esperando que te conteste
y tu mirada me enternece
y me regala un breve espacio
de calma, asilo y caricia.
Tímido brota mi lenguaje de signos
que te dice,
-ahora que intuyes de dónde provengo,
por favor,
cuídate de ser tú otro motivo-.

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