A la conquista viene el tímido ser de las camisas a cuadros
donde jugamos un ajedrez sin estrategia.
Él, rey buscando corona
yo, dama de los movimientos lentos.
No prometo ni puerto ni faro,
aunque a pocas horas del desenlace
puedo avistar la llegada de sus manos pequeñas
coronando un universo de enredos de huesos.
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