Yo vine cargada de un millón de ilusiones. Si hubiera sabido que sumar años es descontar deseos, me hubiera aferrado al útero materno y hubiera hecho de la simplicidad del embrión mi reino.
Vivo dando chispas de colores en estaciones de paso, sonrisas de verano sobre los kilómetros del año, abrazos solidarios a la desertización del alma, deleite de helado para el viajante cansado y la mirada limpia de un delfín preñado
Amo el imperio que te acompaña y la inteligencia que brota de la suma de tus vidas. Te conozco. Eres la promesa cumplida que nunca falla a la palabra y abarcas la dimensión que se extiende más allá del cuerpo que habitas. Te admiro. Tu camino es el coraje el valor, la valentía y la soledad del que ahora llora la ausencia de su par en vida. Cuando los relojes marquen la cita nadie faltará en la plaza, aparecerás con tu vestido de verdad blanca y el público venerará tu habla Te quiero. Sueño con ser sólo un parte de las piezas que te construyen madre, bella, grande, sabia toda tú eres mi alabanza
Debo agradecer la continua ausencia de la palabra tierna, la niñez de sombras bajo la axila boscosa, el mundo extraño en la mirada estrábica, la verdad clavada en la infectada médula.
Debo agradecer sus lágrimas y alegrías pues construyeron la senda a mi poesía
Leí el mensaje en tus ojos: "cuanto más te acerques menos palabras diré".
Los ojos de serpiente nunca miran al centro, pero es hora de reconcer.
Que con la apuesta ya hecha se irán cerrarán las vías, y las persianas desfilarán bajando.
Voy recogiendo los cuadernillos donde pintábamos los soles, el cielo se quedará limpio de miradas, astros y sueños.
Y así, desnudos ya del pasado, sin nada que recordar, resetearé esa mirada indolente para domar la fiera que llevas dentro y poder decir ya sin temores,